Por Pedro Ibáñez
En próximo sábado 19 de noviembre, en la 18ª edición de la FILVEN, está prevista la presentación de Un resto de Sombra: antología poética que reúne los 5 libros más recientes de Freddy Ñáñez.
Después de 12 años Monte Ávila Editores trae de vuelta a su catálogo de poesía a Freddy Ñáñez para completar el inventario que inició Carlos Noguera en 2010 con la publicación de Sombra bajo tierra: primera reunión de cuadernos, plaquettes y poemarios iniciales del poeta tachirense. Aunque la incursión de Ñáñez en la escena literaria del país ocurre en pleno inicio de siglo —finales de 1999 e inicios del 2000—cuando dirigía la revista literaria Sujeto Almado y hacía parte del movimiento de editoriales independientes, es con la presentación de sus libros en la colección Altazor que su trabajo comienza a despertar verdadero interés. La publicación de Sombra bajo tierra coincidió con el galardón del Premio José Antonio Ramos Sucre, factor que sumaría para la proyección nacional del poeta. Contrario a lo que podría pronosticarse, Ñáñez retornó a la edición independiente consignando sus obras a sellos como Acirema y La Castalia —por citar dos— a pesar de estar él mismo al frente del Fondo Editorial Fundarte durante más de una década. Precisamente, a este período nos remonta Un resto de sombra. Su regreso a Monte Ávila brinda la oportunidad de sopesar 12 años después la consistencia de la voz de este poeta y los temas por los que se ha decantado en los últimos años. Sus continuos movimientos entre el haiku, el poema en prosa, el aforismo y el ensayo, constituyen una dificultad para clasificar su obra y al mismo tiempo nos ofrece cierta libertad a la elección crítica. No queda duda de que estamos frente a un escritor de oficio.
Con la reunión de la totalidad de sus libros publicados de manera dispersa entre 2010 y 2022, con excepción de los diarios literarios y la obra periodística, se suma a este volumen un fragmento del poemario inédito Casa ajena, donde Ñáñez registra por primera vez el tema de la violencia y las secuelas humanas del conflicto armado colombiano. No olvidemos que como habitante de la frontera, nuestro autor fue protagonista de un movimiento literario que dialogaba permanente con otros de Cúcuta y Bucaramanga, experiencia que lo acercó, más que como espectador como víctima, a la tragedia de la desaparición forzada.
En la dedicatoria de Casa ajena el poeta no deja mucho a la especulación y nos consigna una crónica, a modo de denuncia, que da cuenta del asesinato, en el Norte de Santander, de sus amigos poetas Tirso Vélez y Edwin López. Quizá por eso Un resto de sombra presenta el panorama más completo de la poesía de Freddy Ñáñez, de sus movimientos entre la lírica y la razón, de su toma de partido por una poética anclada a la tierra y decidida por un lenguaje de lo sencillo. Asimismo, Un resto de sombra ofrece un viaje por los poemarios Postal de Sequía (2010), Álbum de familia (2011), Viraje (2017), Pequeña tierra (2019) y En otra tierra (2022), a mi juicio, los momentos más sólidos de esta voz y que constituyen, por lejos, la etapa más madura del autor.
